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EL PROBLEMA DEL IMPACTO EN EL RUNNING

El running es sin duda una actividad que ha logrado impactar en la vida de millones de personas. Para muchos, ha trascendido el simple ejercicio; es una forma de liberar emociones, de construir comunidad, de socializar y de conectar mejor con lo que hay a su alrededor.

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El índice de lesiones por correr se considera entre moderado y alto. Y la respuesta fácil, la que escucharás en todas partes, es culpar al "impacto" que genera correr.


Si el impacto fuera el enemigo, todo corredor estaría lesionado. Y si fuera intrínsecamente malo, no sería una de las actividades más naturales y beneficiosas del ser humano.

El problema nunca es el estímulo; es la falta de preparación para recibirlo.


Los 5 Verdaderos Culpables de tus Lesiones


Las lesiones más comunes asociadas al running (como la periostitis tibial, la tendinitis rotuliana o el síndrome de la banda IT) casi nunca son un evento súbito. Son el resultado de una sobrecarga acumulada. Generalmente, son causadas por una combinación de estos factores:


1. Error de Carga (El Demasiado Pronto")


Puedes sentirte capaz de correr 10k, pero tu tendón, tu hueso y tu ligamento aún se están adaptando a la carga de 5k.


2. Error de Biomecánica (La Fuga de Energía)


Correr con una técnica deficiente que te está generando un desgaste innecesario, el error más común es el overstriding.


3. Falta de Fuerza ADECUADA (El más común #1)


Este es, por mucho, el factor más común y el menos atendido. Si el sistema muscular es débil, no puede absorber las fuerzas de cada zancada. ¿Y quién recibe esa carga que el músculo no pudo manejar? El tendón, el hueso o la articulación.


4. Un Mal Calentamiento


Muchos corredores simplemente salen de casa y empiezan a trotar. Debe integrar ejercicios de movilidad, pliometría y drills. Esta la preparación inmediata para la actividad.


5. Pasarse con el Volumen (Confundir Kilómetros con Progreso)


Tú no eres tu entrenador. Creer que sumar más y más kilómetros cada semana te hará progresar indefinidamente es una idea equivocada. El progreso real viene de una planificación inteligente que balancea el estrés (correr) con la adaptación (descanso, fuerza).


Tus Huesos necesitan impacto


El impacto es tan necesario como tomar tus litros de agua diario.


El impacto es el estímulo fundamental para tu salud ósea, un principio conocido como la Ley de Wolff. Esta ley establece simplemente que tu hueso se adapta a las cargas que le aplicas. En respuesta a esta carga, ellas depositan más mineral, aumentando tu Densidad Mineral Ósea (DMO), especialmente en caderas y columna.

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Por lo tanto, el impacto no es el enemigo; es el mecanismo esencial que le ordena a tus huesos que se mantengan fuertes, densos y resilientes contra la osteoporosis.


Entonces, para estar claros: las lesiones por impacto existen cuando se aplican a a un cuerpo que no está preparado para soportarlo.

La solución no es dejar de correr. La solución es construir un cuerpo que prospere con ese impacto.


Incorpora sesiones de fuerza para construir tu sistema de suspensión. Incorpora sesiones de pliometría para enseñar a tus tendones a ser resortes eficientes.

Cuando construyes un atleta resiliente, el impacto deja de ser un problema.

 
 
 

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